¡Necesitamos Urgente un   Laboratorio de Ideas!

03.04.2020

Por: Koya Shugulí


Don José escribió ayer pidiéndome ayuda. Tiene 3 hijos, trabaja de plomero. No tiene nada para darles de comer a sus hijos el día de hoy, no comieron el día de ayer y no sabe si comerán mañana. No tiene trabajo. Y no sabe si la dueña de casa le va a dar tiempo para pagar el alquiler o simplemente le desalojará, como ya se ha visto en otros casos. Le digo que se quede en casa, que vamos a coordinar ayuda de manera urgente, que estar afuera es peligroso, porque si se enferma, él es el único sostén de su familia... y me dice algo claro:

"Cómo me puedo quedar en mi casa sin hacer nada, antes de morir por el virus, mis hijos se van a morir por el hambre".

Escucho decir que esta pandemia nos ha igualado. Sin embargo, estos días me han demostrado que no sería del todo cierto. No es lo mismo pasar la cuarentena si tenemos asegurada: comida, techo, agua e ingresos. Que si tenemos miedo de que nos boten a la calle porque no hay dinero para la renta o ni siquiera tenemos un techo sobre nosotros. Si no sabemos cómo alimentar a nuestra familia el día de hoy, menos el día de mañana. Si no tenemos agua ni para cocinar, mucho menos para lavarnos las manos cada 3 horas. Si no tenemos un sueldo seguro a fin de mes, porque formamos parte del 60% de ecuatorianos que tiene empleo informal, subempleo o desempleo. Es ahí cuando nos damos cuenta que, si bien la pandemia nos afecta a todos, no lo hace a todos por igual. Y las poblaciones vulnerables tienen todo por perder, sino actuamos de forma inmediata y planificada.

Por años he agradecido a las personas solidarias que nos donan todo el tiempo. Estas personas con consciencia social, están presentes hoy, mañana y siempre. Mi corazón, respeto y agradecimiento con cada uno de ustedes, por todo su enorme esfuerzo, firmeza y constancia durante estos últimos 8 años, en donde hemos venido trabajando con muchas de las poblaciones más vulnerables de todo el Ecuador. Y mi admiración profunda también, con todas las organizaciones e iniciativas ciudadanas que están trabajando durísimo por brindar ayuda en emergencia en este preciso momento. Han sido el soporte de miles de personas y han brindado ayuda, incluso en los momentos más duros y oscuros que hemos tenido que atravesar como país. Pero si hay algo que tenemos que entender los que nos dedicamos a acción social y todos los ciudadanos es que la donación no es una política pública, y no tiene por qué serlo. ¡Los ecuatorianos necesitamos soluciones a largo plazo, no caridad! De poco servirá un kit de alimentos, un bono mensual, un par de prendas de vestir. Si no tenemos soluciones permanentes, instituciones fuertes, planificación y profesionalización política, previsión y sobre todo: honestidad y formación de quienes lideran.

Si bien hoy el 100% de nuestros esfuerzos, dudas, recursos, tiempo, noticias, etc., están destinados a la emergencia. Es sumamente urgente comenzar a pensar en soluciones para escenarios futuros. Y no porque la presente crisis no amerite concentrar todos nuestros esfuerzos. Sino porque los posibles escenarios futuros pueden llegar a ser igual o más duros que el actual. Porque si a la presente emergencia sanitaria, se le suma una grave crisis económica, enfrentaremos un escenario social que dejará a millones en la pobreza, sino actuamos a tiempo.

Sectores que dependen del turismo, como hotelería, gastronomía, artesanías, servicios, etc., ven días grises venir. Ni hablar del sector exportaciones, con la presente crisis en nuestros cinco mayores socios comerciales: Estados Unidos, China, Chile, Panamá y Perú. Tenemos que adelantarnos a las profundas consecuencias futuras. Porque de la capacidad que tengamos para adaptarnos, planificar y elaborar política pública a largo plazo, dependerá que nuestro escenario futuro no sea tan cruel, en especial con las poblaciones más vulnerables.

No estoy dentro del gobierno, pero si me preguntan ¿Qué podemos hacer?

Repensar y crear nuestro propio modelo de desarrollo, de forma inmediata. Tomar un principio propio de nuestros pueblos, la economía social: cooperativismo, mutuas, asociaciones, sociedades laborales, sociedades agrarias de transformación, etc., que funcionan a través de una estrategia de economía circular. Que por cierto ha tenido excelsos resultados en otros países. Y que tiene mucha semejanza al propio pensamiento de nuestros pueblos: la minka y el ayni. La necesidad imperiosa de comenzar a vernos como una comunidad en armonía con el medio ambiente, y de establecer nuevas líneas de relacionamiento a todo nivel.

¿Es una propuesta a largo plazo?

Posiblemente sí, pero de la capacidad que tengamos de adaptarnos y trabajar desde ya en soluciones a los escenarios futuros, dependerá que tan bien podamos enfrentar esta crisis, actual y venidera, mitigando en la medida de lo posible las duras consecuencias que tenemos que afrontar. Si existen otras propuestas, ¡Bienvenidas sean! Este es el momento en que debemos utilizar todos nuestros medios para brindar soluciones presentes y futuras.

Es así como se construye desde la colectividad: entendiendo al fin que:

¡Yo voy a estar bien, solo si tú estás bien!

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